Kythlas
En las entrañas de Valtoria, lejos del estruendo de las forjas de guerra y el eco de los picos en las minas, existe un lugar de una belleza silenciosa: Kythlas. No es una fortaleza tallada en roca muerta, sino una ciudad que habita dentro de una colosal geoda de cristal. La luz exterior se filtra a través de las facetas kilométricas de la cavidad, bañando la ciudad en un resplandor etéreo y cambiante que marca el paso de las horas. Aquí, la ingeniería gnómica y la cantería enana no compiten, sino que danzan en perfecta armonía. Los edificios están esculpidos directamente en las paredes de amatista y cuarzo, conectados por delicados puentes de mithril y cristal que parecen suspendidos en el aire. Es un centro de contemplación, un santuario para la paciencia y la precisión, donde se busca la belleza oculta en el corazón de la piedra.
Historia
Kythlas fue fundada por una improbable alianza: Finkle Brillegel, un gemólogo gnomo obsesionado con la luz, y Borin Picarroca, un maestro cantero enano que buscaba la “canción” silenciosa de la roca. Ambos estaban cansados de que su arte sirviera únicamente para la guerra y la industria. En una expedición conjunta, descubrieron la geoda, un milagro natural oculto en las profundidades de la montaña. Vieron en ella no una fuente de Recursos, sino un lienzo.
Juntos, convencieron a sus respectivos clanes de artesanos de que era posible crear una comunidad dedicada al arte por el arte. Así nació Kythlas, un refugio para aquellos que valoran más la creación de una sola joya perfecta que la forja de mil espadas. Con el tiempo, la ciudad se convirtió en el epicentro del tallado de gemas y la inscripción rúnica de Valtoria, un lugar donde el tiempo se mide en la paciente erosión de la piedra bajo el cincel y no en el fragor de las batallas.
Barrios y Zonas
- El Núcleo Luminoso: La caverna central de la geoda, donde la luz filtrada es más intensa. Aquí se encuentra el Salón del Consejo de Maestros Artesanos y el mercado principal, donde las gemas no se venden por peso, sino por la historia que cuentan y la habilidad de su tallado.
- Las Galerías del Cincel: Una red de túneles y talleres que serpentean por las paredes de la geoda. Cada taller es una obra de arte en sí mismo, con herramientas de precisión gnómicas y bancos de trabajo Enanos. El aire aquí huele a polvo de gemas y al aceite de las máquinas delicadas.
- Los Jardines de Musgo Resplandeciente: Las zonas residenciales de Kythlas, ubicadas en las terrazas inferiores donde la luz es más suave. En lugar de farolas, la iluminación proviene de vastos cultivos de hongos y musgos bioluminiscentes que crean un paisaje onírico de luces azules y verdes.
- El Sagrario de Cirkon: Un templo excavado en la faceta más grande y pura de la geoda. No tiene ídolos; la deidad es venerada a través de la contemplación de la roca misma. Es un lugar de silencio absoluto, donde los clérigos de Cirkon escuchan el “latido” de la tierra para guiar a los mineros hacia las vetas más puras.
Costumbres y Vida Cotidiana
La vida en Kythlas es metódica y tranquila. El rito de paso más importante para un joven artesano es el “Primer Corte”, una prueba en la que el aprendiz debe tallar su primera gema sin supervisión, demostrando no solo habilidad técnica, sino también la paciencia y la visión para revelar la belleza interior de la piedra.
Las disputas, raras en una comunidad tan ordenada, nunca se resuelven con violencia. En su lugar, se celebran concursos de artesanía: los contendientes deben crear una obra maestra sobre un tema acordado, y un jurado de maestros decide qué creación demuestra mayor habilidad y espíritu, resolviendo así el conflicto. Anualmente, la ciudad celebra el “Festival del Corazón de la Montaña”, una exhibición donde se presentan las creaciones más exquisitas del año y se rinde homenaje a Cirkon, Trovdor y Levbrios por su divina inspiración.
Símbolos
El emblema de Kythlas es un martillo de geólogo y un cincel de joyero cruzados sobre una gema de ocho facetas perfectamente tallada. De la gema emanan delicadas Runas de poder que simbolizan la fusión de la magia y la artesanía. Todo el blasón está enmarcado por los picos estilizados de una montaña, representando su hogar en el corazón de Valtoria.
Leyendas Urbanas
La Lágrima de Rokael: Se susurra entre los mineros más viejos que en la veta más profunda bajo Kythlas, más allá de donde cualquier túnel ha llegado, yace la “Lágrima de Rokael”. Es una gema del tamaño de un puño de enano, sin tallar, que supuestamente contiene un eco del momento de la Creación. La leyenda advierte que está protegida por antiguos golems de cristal, guardianes silenciosos que se activarán si alguien con un corazón impuro intenta reclamarla.
El Destino en la Luz: Los “Hijos de la Luna”, aquellos nacidos con poderes mágicos incontrolables y confinados en Valtoria para su estudio, son a menudo enviados a Kythlas. Se dice que la luz única que se filtra a través de la geoda tiene propiedades proféticas. En ciertos momentos del día, cuando los rayos se alinean de una forma específica, los Hijos de la Luna pueden ver visiones del futuro reflejadas en las facetas de cristal. Esto convierte a Kythlas, muy a su pesar, en un nexo de profecías no deseadas y un lugar de interés para quienes buscan manipular el destino.