El_Tratado_de_los_Cuatro_Pilares

El tratado de los cuatro pilares

En las sombras temblorosas de la Era Crepuscular, cuando el Título_de_la_nota estaba en las garras de conflictos interminables por el dominio y el control del maná, surgió un pacto que cambiaría para siempre el curso de la historia. Este pacto fue El Tratado de los Cuatro Pilares, un acuerdo fundacional que sentó las bases para la cooperación y regulación del uso del maná entre los grandes reinos y facciones de la época.

Los cuatro pilares del tratado

El tratado fue bautizado con el nombre de los “Cuatro Pilares” en honor a sus fundamentos claves, que aún inspiran las leyes mágicas y políticas en Lithernia:

  1. Soberanía Mágica: El reconocimiento de que cada reino posee jurisdicción exclusiva sobre las corrientes de maná dentro de sus territorios. Cualquier interferencia externa sería considerada un acto de guerra.

  2. Cooperación en el Uso del Maná: Se establecieron normativas claras para compartir conocimientos arcanos y Recursos manáicos, fomentando alianzas y castigos para el mal uso o acaparamiento de la energía mágica.

  3. Custodia de los Custodios: Se creó un cuerpo internacional de guardianes, conocidos como los Custodios, cuya misión es vigilar y asegurar el cumplimiento del tratado y equilibrar el flujo mágico para evitar cataclismos.

  4. Prohibición del Maná Letal: Categóricamente se vetó el uso de hechizos y artefactos que destruyeran el tejido vital de la tierra o amenazaran la existencia misma del maná, preservando la armonía con el entorno.

Leyendas y tradiciones

Se dice que durante la firma del tratado, el anciano arcimago Tarvalon pronunció la icónica frase:
“Que los cuatro pilares sostengan no solo nuestro pacto, sino también la esperanza de un mundo en equilibrio, donde el maná fluya libre, pero con sabiduría.”

Cada aniversario de la firma, los reinos celebran la Noche de la Llama Trémula, donde se encienden cuatro grandes pilares de fuego místico en Eldrin’s Hold, simbolizando la unidad y la vigilancia constante ante las amenazas que aún acechan la fragilidad del equilibrio mágico.

El Tratado de los Cuatro Pilares no solo fue un documento político, sino un símbolo perenne de la esperanza por un Lithernia donde la magia se use para crear y proteger, y no para destruir y esclavizar. Su influencia persiste, un eco imborrable en las sendas del tiempo y en las almas de quienes aman la tierra bendecida por el maná ancestral.


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