Los Salones del Renombre
En el vasto tapiz de la historia de Lithernia, tejido con hilos de guerra, magia y sacrificio, existe un lugar más allá de los Mapas mortales y de los dominios de los dioses celosos. No es una construcción de piedra o metal, sino un plano de existencia forjado con la memoria colectiva, la admiración y la leyenda. Se le conoce como los Salones del Renombre, el destino final donde las almas de los más grandes héroes no mueren, sino que se convierten en eternas constelaciones en el firmamento de la mitología.
Entrar en los Salones no es un derecho de nacimiento ni una recompensa otorgada por los dioses, a quienes muchos de los honrados allí desafiaron. Es un honor ganado a través de hazañas que resuenan en el alma del mundo, actos de valor tan puros y de sacrificio tan profundo que trascienden el ciclo de la vida y la muerte dictado por deidades como Sel’thirak. Es el eco inmortal de quienes vivieron y murieron por un ideal más grande que ellos mismos.
Origen y Leyendas
Las crónicas de los sabios de Valtoria y los poetas de Galvorn difieren sobre el origen de los Salones, aunque todas coinciden en su naturaleza trascendental.
El Legado del Primer Rey: La teoría más extendida sostiene que el concepto nació en la era de la Unificación. Se dice que el Primer Rey, en su afán por honrar a quienes lucharon a su lado contra los Dragones y los señores de la guerra, decretó la construcción de una gran sala de héroes en su capital. Esta estructura física fue arrasada por el Cataclismo del Lilium, pero la voluntad del Rey y la devoción de su pueblo eran tan fuertes que la idea sobrevivió como un eco en el Tejido del Maná. Los Salones actuales serían la manifestación etérea de aquel proyecto perdido, un santuario que el fuego de los dioses no pudo consumir.
El Susurro de Taladrios: Otros eruditos, especialmente los Humanos devotos de los dioses de Galvorn, creen que los Salones son un dominio personal de Taladrios, el dios del tiempo y la historia. Como cronista divino, Taladrios preservaría en este lugar las gestas que definen las eras, protegiéndolas de la erosión del tiempo o de los intentos de los dioses por reescribir la historia a su conveniencia. El guardián de los Salones, una figura conocida como el Cronista Eterno, es considerado por muchos un aspecto del propio Taladrios.
El Fruto de la Apoteosis: Durante la Era de los Mil Años, la fe en los dioses decayó mientras surgían héroes mortales cuyas hazañas eran dignas de veneración. Esta “Apoteosis de los Héroes” generó una energía psíquica y espiritual tan inmensa que, según los magos estelares, creó un demiplano en el mar astral: los Salones del Renombre. No fueron creados por un dios, sino por la fe y la memoria de los pueblos mortales.
Descripción del Dominio
Quienes han sido bendecidos con una visión de los Salones en sueños o en Velrath de la muerte los describen no como un edificio, sino como un cosmos de gloria.
El “suelo” es un mar de nubes plateadas, y el “techo” un firmamento donde cada estrella es el alma de un Heroes. En lugar de columnas, se alzan gigantescos tapices de luz tejida que narran vívidamente los grandes eventos de la historia: la rebelión del Primer Rey contra los cielos, la defensa de Valtoria contra las hordas de Mor’dhul, la fundación de Galvorn sobre las olas.
Las estatuas de los héroes no son de mármol frío, sino Ecos vivos de su leyenda. La figura de un Guerrero orco podría estar eternamente trabada en su grito de guerra, con el fulgor de la batalla en sus ojos. La efigie de una hechicera élfica podría estar rodeada de las Runas de su conjuro más poderoso, un hechizo que salvó a su pueblo. Estos ecos no son meros recuerdos; son la esencia destilada del Heroes, una fuente de inspiración perpetua.
En el centro de este dominio se encuentra el Trono del Recuerdo, donde se sienta el Cronista Eterno, una entidad encapuchada cuya túnica parece hecha de las páginas de todos los libros de historia jamás escritos. Es él quien juzga si una hazaña es digna de ser inscrita y quien da la bienvenida a los nuevos héroes.
El Camino al Renombre
Nadie puede buscar activamente los Salones del Renombre, pues la ambición por la gloria personal es la antítesis de los valores que honran. El renombre debe encontrar al Heroes. Para que un alma sea considerada, debe cumplir con criterios no escritos pero universalmente comprendidos:
- La Canción Universal: Su nombre debe ser conocido en los cuatro reinos, cantado por bardos en las tabernas de Galvorn, susurrado con temor por los Orcos de Mor’dhul, grabado en las forjas de Valtoria y recordado en las bibliotecas de Eldrador.
- El Acto que Define una Era: El Heroes debe haber realizado una proeza que altere el curso de la historia. Esto puede incluir detener una invasión que amenazaba a todo un reino, recuperar una de las Lanzas Celestiales para protegerla del mal, o sacrificarse para cerrar una herida dejada por el Lilium.
- El Desinterés Absoluto: El acto debe haber sido realizado sin buscar recompensa, a menudo con un gran coste personal. El heroísmo que nace de la codicia o el poder se desvanece; el que nace del sacrificio, se vuelve eterno.
Cuando un mortal cumple estas condiciones, en el momento de su muerte (o a veces en vida, durante una meditación profunda), el Cronista Eterno le extiende una invitación. El alma del Heroes es entonces guiada a los Salones para tomar su lugar entre las Leyendas.
Recompensas de la Inmortalidad
Ser admitido en los Salones del Renombre otorga beneficios que trascienden la vida y la muerte, impactando al mundo que el Heroes dejó atrás.
- El Legado Imperecedero: La historia del Heroes queda sellada en los Salones, inmune a ser borrada o tergiversada. Ni la magia de un dios mentiroso como Morgal ni la Lanza Celestial Requiem pueden tocar las Leyendas que aquí se guardan.
- La Bendición del Eco: Los descendientes del Heroes, sus aprendices o aquellos que siguen su misma causa pueden recibir su bendición. En momentos de extrema necesidad, pueden invocar el Eco del Heroes, una manifestación espiritual que puede ofrecer consejo, otorgar una ventaja momentánea en combate o revelar un secreto crucial.
- Fuente de Inspiración: Paladines, clérigos y bardos que veneran los ideales de un Heroes renombrado pueden canalizar su leyenda. Un Bardo que cante la balada de un Heroes de los Salones podría inspirar a sus aliados con una valentía sobrenatural. Un clérigo de Yfrit podría recibir una visión de un capitán legendario antes de una gran batalla naval.
- La Huella en el Maná: Un Mago cuya leyenda es admitida puede dejar una marca en el Tejido del Maná. Su conjuro más icónico podría convertirse en un Conjuro Estelar nombrado en su honor, o la afinidad de una escuela de magia podría fortalecerse ligeramente en la región donde vivió, como un tributo eterno del mundo a su poder.
Héroes Renombrados de Leyenda
Aunque la lista es incontable, las Leyendas hablan de algunos de los residentes más célebres de los Salones:
- General Kaelen, la Lanza Rota: Humano y último general del Primer Rey. Luchó hasta el final en la guerra contra los dioses. Aunque su nombre fue casi borrado por el poder de las Lanzas Celestiales, su sacrificio fue tan grande que los Salones preservaron su memoria. Su eco es a veces invocado por rebeldes que luchan contra la tiranía.
- Valeria de la Herreria de Almas: Maestra herrera enana de Valtoria. Durante un asedio orco a Ironforge, y con la ciudad a punto de caer, fundió su propio corazón en la Herreria junto a un mineral estelar para crear el Aegis de la Montaña, un escudo que se volvió irrompible y salvó a su pueblo. Su leyenda inspira a todos los artesanos de Valtoria.
- Lyra Vientocantor: Una barda semielfa de Galvorn que, usando solo su voz y su laúd, unificó una flota de capitanes rivales y piratas arrepentidos para enfrentarse a una flota de no-muertos enviada por Mor’dhul. Su canción, “La Última Marea de la Libertad”, todavía se dice que calma las tormentas.
- Elarion del Bosque Silencioso: Un Druida elfo de Eldrador que vio cómo una cicatriz del Lilium comenzaba a corromper el corazón de su bosque ancestral. En lugar de huir, se fusionó con el árbol más antiguo, absorbiendo la corrupción en su propio ser y purificando la tierra a costa de su propia existencia. Hoy, el bosque donde murió es un lugar de paz y sanación.