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El Amanecer Dracónico marca un capítulo fundamental y legendario en la historia de Lithernia, un periodo en el que el dominio absoluto de los Dragones fue la fuerza primordial que moldeó los cielos y la tierra. Tras la consolidación de la Herreria del Mundo, surgieron las grandes casas dracónicas, cada una liderada por titánicos Dragones Primordiales que ejercieron soberanía sobre vastas regiones, imponiendo su ley y voluntad con el poder de sus alientos y su mística ancestral.

Grandes Casas Dracónicas y sus Linajes

Cuatro linajes destacan en esta era, cada uno asociado a un dragón ancestral cuyos dominios y atributos definiendo territorios y culturas:

El Imperio Talborak: Poder y Estabilidad

En esta era, el Imperio Talborak emergió como la fuerza más poderosa bajo Tal’vorak. Unificando a los Dragones cromáticos, sus ejércitos impusieron un orden que abarcaba desde las cumbres hasta los pantanos más alejados. Si bien su gobernanza fue severa, aseguró estabilidad y permitió el florecimiento de magias y artes prohibidas bajo Fidriel, así como la resistencia clandestina frente a la tiranía dracónica.

Guerras Dracónicas: El Conflicto Colosal

Las tensiones entre los linajes dracónicos desembocaron en las Guerras Dracónicas, la lucha titánica que enfrentó directamente a Ignis y Tal’vorak, mientras Fidriel y Sariel tejían alianzas y traiciones a su antojo. Batallas épicas se desataron, capaces de partir montañas y evaporar mares. Los enfrentamientos introdujeron niveles de magia sin precedentes, con artefactos y Conjuros ancestrales como armas de destrucción masiva.

El impacto fue tal que el tejido mismo del mundo quedó marcado, y los pueblos mortales se vieron forzados a elegir bandos o buscar refugio en la incertidumbre.

Caída del Poder Dracónico

Tras siglos de conflicto, la hegemonía de los Dragones se desmoronó. Sus casas se fracturaron por traiciones y corrupción, y un número considerable optó por ocultarse o pactar con mortales. La rebelión de pueblos y la creciente resistencia humana, élfica y enana significaron el declive de este dominio ancestral.

De esta caída surgieron nuevas potencias y la apertura para la siguiente época: la Era del Primer Rey.

Legado del Amanecer Dracónico

El Amanecer Dracónico dejó una huella indeleble en Lithernia. Por un lado, las cicatrices físicas y mágicas de sus batallas siguen visibles en el paisaje y las líneas de maná inestables. Por otro, la generación de artefactos, culturas forjadas en el fuego de la guerra y las Leyendas de Dragones inmortales forman el substrato mitológico que luego influenciaría la conformación de los reinos Humanos y no Humanos.

Los relatos heroicos de mortales desafiando a Dragones emplumados en el fragor de las batallas motivan a aventureros y bardos, y los vestigios arcanos guardados en ruinas erizadas de dientes y huesos cuentan la historia de un mundo donde el poder más grandioso puede ser efímero.


El Amanecer Dracónico es, así, una epopeya incontestable que enlaza la gloria, el terror y la transformación, preparando el terreno para la era de los héroes mortales y las luchas por la libertad que definirían el destino de Lithernia.

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