04 Caída Dracónica
La Caída Dracónica marca el fin abrupto y doloroso de una era dominada por el poder inapelable de los Dragones en Lithernia. Este cataclismo no solo transformó el paisaje físico, sino que también alteró para siempre la jerarquía mágica y política de todo el continente, dando paso a nuevas fuerzas y civilizaciones que reclamarían el vacío dejado por las criaturas aladas.
Contexto histórico
Durante la Era de Escamas y Fuego, los Dragones gobernaron con majestad y terror, distribuyendo su poder a lo largo y ancho de Lithernia. Eran entidades casi divinas, vinculadas a los elementos y guardianes de secretos tan antiguos como el tiempo. Sin embargo, su hegemonía comenzó a resquebrajarse cuando sus propios hijos, los Dragones más jóvenes, se rebelaron contra el consejo ancestral, fomentando una guerra civil de proporciones descomunales que consumiría todo a su paso.
La Gran Revuelta Dragontina
El desencadenante de la Caída fue la Gran Revuelta Dragontina, un conflicto titánico entre los Dragones de la Vieja Guardia y las nuevas generaciones, deseosas de romper con los anquilosados dogmas. La revuelta se extendió por décadas y llevó al uso masivo de magia destructiva que fracturó la tierra y quebró las cadenas del equilibrio natural.
- Fragmentación de los Cielos: Los enfrentamientos aéreos rompieron las barreras mágicas que protegían los cielos, dejando caer fragmentos de cristales mágicos que menguaron el poder de las Lithernia/07_Bestias_Monstruos/Bestias aladas.
- Las Llamas Eternas: Incendios perpetuos consumieron vastas regiones, alterando climas y devastando biomas enteros.
- Los Últimos Dragones: Los pocos Dragones sobrevivientes se retiraron a escondites místicos o hacia planos paralelos, dejando tras de sí un mundo fracturado.
Consecuencias para Lithernia
La caída de los Dragones creó un vacío de poder que facilitaría la emergencia de nuevas sociedades y el declive de otras. Las principales secuelas fueron:
- Renacimiento de las Tierras Rojas: Zonas antes fértiles se convirtieron en desiertos incandescentes, hogar de nuevas especies y culturas guerreras adaptadas al fuego y la desolación.
- El Auge de las Razas Menores: Hombres, elfos, Enanos y otras razas aprovecharon la ausencia de los Dragones para expandir sus dominios y promover su propia magia e invenciones.
- Nacimiento de la Alianza de Estrellas: Un pacto entre las principales razas para mantener a raya las consecuencias mágicas de la guerra y evitar futuras catástrofes.
Leyendas y Tradiciones
La Caída Dracónica no solo es historia, sino también mito. En las aldeas más remotas y entre los sabios de las grandes ciudades, se narran diversas Leyendas que buscan explicar el origen y la naturaleza de esta tragedia.
- El Lamento del Último Dragón: Se dice que el espíritu del último dragón lloró lágrimas de fuego que crearon ríos de lava y calentaron el corazón de la tierra.
- El Juramento de Ashara: Una heroína humana que intentó mediar entre los bandos dragontinos para evitar la devastación final, sacrificándose para sellar la última batalla.
- El Festival de las Escamas Caídas: Celebrado anualmente en lugares donde cayeron fragmentos dragontinos, es una ceremonia para honrar el poder perdido y pedir guía en los tiempos inciertos.
Impacto cultural y mágico
El recuerdo de la Caída Dracónica impregna la magia contemporánea de Lithernia. Muchas tradiciones arcanas se basan en la manipulación cuidadosa de los vestigios dracónicos, y los artesanos aún buscan aprovechar el brillo y las propiedades arcanas de las escamas y huesos preservados.
Las cicatrices de esta era se pueden ver en todo el mundo:
- Ruinas de las Ciudades Dracónicas: Torres quemadas, palacios en ruinas y templos hundidos, testigos mudos de la gloria extinguida.
- Reliquias de Poder: Objetos legendarios, como la Lanza de Fuego Eterno y el Espejo Infernal, que aún albergan fragmentos del poder ancestral.
- Especies mutantes: Criaturas surgidas de la contaminación mágica que portan ecos de la grandeza y la tragedia de los Dragones.
La Caída Dracónica representa uno de los momentos más oscuros y formativos de la historia de Lithernia, un recordatorio constante de la fragilidad del equilibrio entre poder y responsabilidad, y una fuente inagotable de inspiración y temor para generaciones futuras.